Es increíble como dos términos pueden ir tan ligados pues uno, aunque no determina, condiciona en gran medida. Es semejante a la paradoja oriental del ying y el yang en donde uno está dentro del otro.
Desde siempre la humanidad ha tendido hacia el progreso pero, en innumerables ocasiones, ha topado con el muro de los desastres naturales, la consecuencia de un fenómeno natural extremo. Hay una gran cantidad de ejemplos que podríamos poner sobre como un desastre natural ha arruinado zonas, ciudades, países enteros o llegado a amenazar al mundo.
Hay alusiones a éstos en libros de temática religiosa como en la Biblia cuando se habla del diluvio universal.Podemos remontarnos a la antigüedad y ver lo que ocurrió en Pompeya, una ciudad desaparecida a causa de la erupción del Vesubio.
Y más recientemente terremotos como el de Chile de más de 9 grados en la escala Richter, el tsunami que arrasó la costa sur de Asia, los innumerables huracanes que se ceban con el Caribe, las duras sequías africanas. También citar el célebre y reciente caso del volcán islandés que debido a su actividad tuvo en jaque al transporte aéreo mundial, con perdidas económicas importantes.
Creo que una solución, más hipotética que real puesto que es muy difícil de realizar, sería desplazar a los habitantes de lugares con un riesgo elevado de catástrofe a otras regiones donde éste disminuya.
Las catástrofes naturales son el motivo de que muchas áreas del planeta no puedan progresar, pues nada más acaban de ser embestidas por un fenómeno de este tipo llega otro más devastador, sin darle ni siquiera tiempo a recuperarse.
Para lograr un buen desarrollo humano entran en juego también la cooperación internacionall y la ayuda humanitaria, ya que si no nos ayudamos unos a otros nunca lograremos avanzar.
Pedro Basalo
Curso 2009/2010, 1º Bacharalato
IES Carlos Casares
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